Mujeres artistas
Louise Élisabeth Vigée Le Brun
Nacida en París, Francia, a Vigée Le Brun (1755-1842) se le conoce mayormente como una retratista del totalmente decadente período Rococó. Ella era la retratista personal de María Antonieta y pintó a la reina (y a veces a su familia) más de 30 veces. El propio legado de Vigée Le Brun incluye cientos de pinturas con alrededor de más de 600 retratos y 200 paisajes.
Al día de hoy, el legado artístico de Vigée Le Brun no es simplemente un recuerdo. Ella, a diferencia de la mayoría de las artistas mujeres de su época, era muy conocida y famosa. Cuando ella y su hija huyeron de Francia al inicio de la Revolución francesa, viajaron por toda Europa, donde los aristócratas la conocían y le daban la bienvenida, lo que le permitió seguir pintando en su estilo característico. Recorrieron todo el camino hasta Rusia, donde pintó hermosos retratos de la reina Catalina y sus hijas.
Al cabo de un tiempo, Vigée Le Brun regresó a París y se reunió con su esposo. Allí sobrevivió a su familia y continuó pintando el resto de su vida. Fue una artista hasta el final. He incluido a Vigée Le Brun en esta lista debido su pasión, su estilo y su capacidad de influenciar a las personas alrededor del mundo durante y después de su vida. Su prolífica carrera es inspiradora y la gama de individuos que le encargaron retratos es extremadamente interesante.
Mary Cassatt
Es probable que conozca a algunas de las mujeres en esta lista. Mary Cassatt (1844-1926) nació en Pennsylvania y se le conoce como una impresionista que plasmó en sus obras principalmente mujeres, niños y madres. Si uno busca en Google: «¿Quién es la señora que pinta bebés?», probablemente encontrará las obras de Mary Cassatt.
Cassatt estudió pintura en la Academia de Bellas artes de Pennsylvania y decidió hacer de ello una carrera entre los 15 (o 16, las fuentes varían) y los 21 años de edad. En 1866 se mudó a Francia, muy a disgusto de su padre, para ampliar sus estudios y su trabajo. En esa época, las mujeres no podían asistir a la escuela de arte, así que tomó lecciones privadas y jamás flaqueó en su meta de hacer carrera como artista. En 1868, una obra de Cassatt, La intérprete de mandolina, fue seleccionada para el Salón de París, la exposición de arte oficial de la Academia de Bellas Artes de París. Ella fue una de las primeras mujeres estadounidenses que fue aceptada en la exposición.
Lamentablemente, Cassatt tuvo que salir de Francia para evitar quedar en medio de la guerra franco-prusiana en 1870. Esto representó un golpe para sus actividades artísticas, ya que su padre todavía no estaba de acuerdo con que hubiera elegido esta carrera, e incluso, por su falta de apoyo e inspiración, hizo que considerara abandonar sus metas. Afortunadamente, ella pudo volver a Europa después de recibir un encargo del arzobispo de Pittsburgh para pintar copias del maestro Correggio en Parma, Italia.
De regreso en Europa, su trabajo adquirió un estilo impresionista y se hizo amiga de Edgar Degas, un artista impresionista muy conocido por sus obras al pastel. Es esta amistad la que le inspiró a seguir su propio camino, que con el tiempo floreció en el estilo por el que es más conocida: retratista de mujeres y niños.
De seguro su historia solo llega hasta aquí (aunque puede ser una de las más largas en esta lista), pero quería resaltar su persistencia para conseguir sus metas, sin detenerse ante nada para crear arte y dejar una huella indeleble en el mundo.
Harriet Powers
Harriet Powers (1837 – 1910) fue una esclava liberta afroamericana que creó hermosas colchas para narrar historias en el siglo XIX. Harriet nació en la esclavitud unos 30 años antes de la guerra de Secesión.
Durante mucho tiempo se pensó que los bloques en sus colchas, muchos de los cuales relatan historias de la Biblia, estaban basados en historias que le habían contado. Gracias a una carta escrita por Harriet descubierta en el 2009, ahora sabemos que ella era una mujer alfabetizada que transformaba historias muy conocidas, que ella misma leía, en obras de arte pictórico mediante la tradición de hacer colchas.
Las colchas de Harriet se exhibieron por primera vez en una feria dedicada al algodón a fines de los años 1880. Finalmente, solo vendió una colcha cuando tuvo problemas financieros años más tarde. Su compradora, Jennie Smith, registró el significado y la historia de la colcha, tal como se los contó Harriet. Gracias a ello hoy podemos entender mejor las intrincadas historias que Harriet contaba en sus obras.
Armadas, cosidas y bordadas a mano, sus colchas son admirables obras de arte, plasmadas en un material alternativo a la pintura o al lápiz. Creo que es importante compratir la historia de Harriet, tomando en cuenta tanto la historia de su país como sus propias experiencias y la habilidad que mostró en el arte popular. Ser capaz de conectar con estas obras hoy en día y ver a artistas que continúan estas tradiciones cierra el círculo de esta técnica.
Georgia O'Keeffe
Es difícil concebir el imaginario del sudoeste americano, o las flores abstractas, sin las pinturas de Georgia O'Keeffe (1887-1986). Original de Wisconsin, esta artista del medio oeste estudió pintura en el Instituto de Arte de Chicago a principios del siglo XX, donde se formó en la tradición mimética, en la que el arte imita o representa la naturaleza. Sin embargo, ella estaba insatisfecha con su trabajo en este estilo y decidió dejar de aspirar a una carrera como artista.
No fue hasta que estudió con Arthur Wesley Dow que se inspiró para alejarse del realismo y experimentar con abstracciones del mundo que la rodeaba. Ella es conocida como una de las primeras artistas americanas en distanciarse así del realismo y anunciar una nueva era del arte estadounidense: la abstracción pura.
En 1916, una amiga de ella le mostró algunos de estos trabajos a Alfred Stieglitz, un conocido comerciante de arte y fotógrafo, quien exhibió las obras de O'Keeffe en su galería, 291. Esto no sólo impulsó el inicio de su carrera como la artista que conocemos hoy en día, sino que también propición una relació entre ambos y su posterior matrimonio.
El trabajo de O'Keeffe comprendió desde temas orgánicos, como primeros planos y abstracciones de flores, hasta estructuras artificiales, como los edificios de Nueva York, donde vivió y trabajó. Curiosamente, se considera que gran parte de su obra con temas florales también representa los órganos genitales femeninos, interpretación que la propia O'Keeffe rechazó.
Al cabo de un tiempo, se cansó de estos temas e hizo un viaje a Nuevo México, donde los paisajes y la iconografía inspiraron tanto su trabajo que finalmente se mudó allí. La popularidad de su obra nunca decreción, sin importar el tema en torno al que trabajara.
De manera intencional o no, O'Keeffe era una pionera; su trabajo coincidió con las tendencias artísticas: flores y modernismo americano en un principio y luego paisajes y escenas regionales. Pintó sin ayuda incluso después de los ochenta años, y cuando su vista comenzó a fallar, trabajó con asistentes creando de memoria motivos muy queridos.
Frida Kahlo
Frida Kahlo (1907-1954) fue una pintora surrealista mexicana muy conocida por sus extraños autorretratos de brillantes colores. De niña contrajo poliomielitis, lo que causó que su pierna derecha fuera más delgada, algo que ella escondió con faldas largas gran parte de su vida.
A los 18 años, sufrió un accidente en autobús, que le causó varias lesiones graves. Se recuperó de muchas de ellas, pero le dejaron consecuencias duraderas en el cuerpo, incluyendo episodios de dolor a lo largo de toda su vida y problemas de fertilidad, siendo este último un tema recurrente en su obra. Cuando ocurrió el accidente, ella estaba estudiando medicina, pero abandonó los estudios y comenzó a pintar mientras estuvo inmobilizada durante su recuperación.
A lo largo de su vida, Frida produjo más de 140 pinturas, 55 de las cuales fueron autorretratos. Su trabajo fue brillante y colorido, influenciado fuertemente por su cultura mexicana. Comúnmente, sus obras incluyen expresiones simbólicas de sus impedimentos físicos y su estado psicológico, tal como ella lo dijo: «Nunca pinté sueños. Pinté mi propia realidad.»
La realidad de Kahlo incluía un matrimonio presuntamente tumultuoso con su compañero, el pintor Diego Rivera, un apoyo abierto al comunismo y su amistad con Pablo Picasso, León Trotsky y Marcel Duchamp. El volumen de su trabajo creció y creció con el tiempo. En él mostraba sus dificultades por el uso de soportes lumbares, cirugías a la columna vertebral y dolor crónico, tanto físico como mental.
El trabajo de Frida estaba lleno de emoción, pasión y a menudo se volcaba en su interior, dando al mundo una visión de su mente y su estado de ser. Tanto si usted está de acuerdo con su política o no, ella nunca ocultó sus ideales en su trabajo o su vida. Y como tal, ella no ocultó su lucha contra la depresión o el dolor. Ella vertió estos pensamientos y sentimientos en el lienzo y compartió con el mundo, creativamente, todo lo que sentía.
Caterina van Hemessen
Caterina van Hemessen fue una pintora flamenca del Renacimiento que vivió del 1528 al 1587 (aproximadamente) y es conocida por haber sido la primera pintora que creó un autorretrato que representaba a la artista frente a su caballete. Siendo el autorretrato un tema tan común entre los artistas (y de la humanidad, en realidad), es increíble pensar que no fue sino hasta el siglo XVI que una artista se retratara a sí misma trabajando en su obra.
A diferencia de otras artistas en esta lista, el conjunto de obras de Van Hemessen es pequeño, al igual que la cantidad de años que le dedicó a la pintura. Probablemente instruida por su padre, el pintor Jan Sanders van Hemessen, Caterina fue principalmente una retratista. Un tema común en su trabajo eran los hombres ricos en ropa elegante sobre un fondo oscuro, quizás debido a que las pinturas eran encargos de mecenas adinerados.
Se dice que, como era común en esa época, su producción se detuvo en 1554, aproximadamente el año en que se casó. Sin embargo, considerando que murió solo unos pocos años más tarde, realmente no se sabe si ella hubiera retomado la pintura nuevamente más adelante.
La he incluido en esta lista porque ha influido en muchos artistas que pintan autorretratos y retratos. Ningún artista produce obras para siempre, pero destacar por ser la artista que inició la tendencia de autoretratarse frente a caballetes es muy influyente para mí.
Sofonisba Anguissola
Sofonisba Anguissola fue una pintora italiana que vivió entre 1532 y 1625. La educación artística de Sofonisba estuvo a cargo de Bernardino Campi y Bernardino Gatti. Esto sentó un precedente, por fin, para que las mujeres fueran aceptadas como aprendices y estudiantes de bellas artes. Su padre les brindó apoyo a ella y a sus hermanas en sus esfuerzos artísticos, probablemente más del que otras mujeres recibían en ese momento.
He aquí un hilo conductor a lo largo de esta lista: el estímulo aparentemente anacrónico de las mujeres para alcanzar sus metas y soñar con un futuro lleno de creación artística conduce a un éxito notable — o al menos tanto éxito como las mujeres podían alcanzar en sus respectivas épocas. Para Sofonisba, esto significó que no podía estudiar anatomía ni dibujo al natural como los hombres (por muchos, muchos años, a las mujeres no se les permitió estudiar la forma humana desnuda).
Para contrarrestar estos límites ridículos, Sofonisba pintó retratos informales de miembros de su familia o de ella misma. Una de sus obras, Lucia, Minerva y Europa Anguissola jugando ajedrez, muestra a sus hermanas en ropa formal con expresiones informales. En esa época, los retratos italianos eran rígidos y formales. Ella creó expresiones naturales y marcó el comienzo del concepto de pintar a las personas tal como eran, en lugar de como querían ser vistas (versiones idealizadas). Además, el juego del ajedrez era popular pero, por lo general, sólo era visto como algo para niños varones u hombres debido a su uso de lógica y estrategia.
A fines de los años 1550, Sofonisba era muy conocida y fue invitada a España para ser la pintora de la corte del rey Felipe II. Vivió en la corte por 14 años, pintando retratos y sirviendo como mentora artística de la reina Isabel de España y sus hijas. Con el tiempo, se casó, vivió en Palermo, perdió a su esposo, se trasladó a Génova y se volvió a casar. Llegó a ser la principal retratista de Génova hasta que se mudó de nuevo a Palermo en la etapa final de su vida.
Los registros indican que pintó su último autorretrato en 1620. En el crepúsculo de su vida, sin poder ver bien ni valerse por sí misma debido a las cataratas y problemas visuales, se convirtió en una gran mecenas de las artes. Sofonisba se elevó una y otra vez por encima de los límites impuestos a su género por la sociedad, pues se estableció por su cuenta y pintó hasta su vejez, como una fuerza artística a tener en cuenta mucho después de que sus contemporáneos hubieran desaparecido.
Artemisia Gentileschi
Artemisia Gentileschi fue una pintora barroca italianaque vivió aproximadamente entre 1593 y 1653. Durante su vida fue considerada una de las más grandes mujeres en el arte y se centró en las ideas progresistas sobre las mujeres que no eran vistas públicamente en aquella época.
Gentileschi se inició en el arte gracias a su padre, el pintor Orazio Gentileschi, y fue fuertemente influenciada por el pintor italiano Caravaggio. Sin embargo, su trabajo, a diferencia del de su padre, era muy naturalista, en lugar de idealizado, y ganó gran reconocimiento por ello.
Entre las primeras pinturas de Gentileschi destaca Susana y los viejos. La obra representa a una mujer llamada Susana, que fue acusada falsamente por una pareja de ancianos decrépitos, según cuenta el libro de Daniel. En la historia, Susana se niega a ser chantajeada, por lo que fue arrestada y casi condenada a muerte, si no fuera porque Daniel la salvó al interrogar a los ancianos y demostrar que eran mentirosos.
Esta obra es notable porque la pintura de Artemisia se centra en la emoción de Susanna, mostrando el voyeurismo como una experiencia traumática. En esa época, pocos artistas habían representado esta historia de esa manera, ya que pocos artistas se centraban en la experiencia de la mujer.
En 1612 se interpuso una demanda contra Agostino Tassi, un artista con el que Artemisia había estudiado, por haberla violado. Tassi manipuló a Artemisia después de la violación, prometiéndole matrimonio para restaurar la noción de «virtud» en su cultura. El juicio fue muy publicitado y sacó a la luz las verdaderas intenciones de Tassi: matar a Artemisia y robar las pinturas de Orazio. Tassi fue condenado solamente a un año de prisión y nunca cumplió la sentencia.
Su violación, la decisión del tribunal, la falta de apoyo de las mujeres en su vida y la experiencia del juicio en sí cambiaron para siempre la obra de Artemisia Gentileschi. Su trabajo pasó a centrarse en la imaginería de la solidaridad entre mujeres, mujeres poderosas y representaciones gráficas que sirvieron como una catarsis para ella. Muchas de sus pinturas de mujeres fuertes se cree que se asemejan a la propia Artemisia.
Ella pintó durante toda su vida y fue muy reconocida. Después de su muerte, sin embargo, su trabajo fue malinterpretado y con frecuencia atribuido a su padre. Gracias a los estudiosos del arte, sin embargo, se ha restablecido el crédito a su trabajo y a su legado.
La he incluido en esta lista no sólo por su influencia y fama durante su vida, ya que fue una artista increíblemente consumada, sino por un enfoque aparentemente anacrónico en mujeres fuertes y sus propias experiencias como mujer durante el siglo XVII.
Marianne North
Marianne North (1830-1890) fue una bióloga y artista botánica que pintó principalmente durante la época victoriana. Marianne viajó por el mundo con su padre, estudiando las plantas y pintando todo lo que podía. Cuando su padre murió en 1870, ella decidió continuar viajando por el mundo sola, caminando arduamente a través de selvas, durmiendo en el suelo y, con el correr del tiempo, visitando cada continente y acumulando cientos de pinturas del mundo natural.
Sus pinturas son aparentemente más vibrantes que sus contrapartes en la vida real, una gran diferencia respecto a otros artistas botánicos. Su estilo era rápido y con cierta tendencia impresionista, lo que le permitía completar cuadros de manera rápida y probablemente era la razón de su prolífica obra.
El número de plantas y organismos que documentó en sus obras aportó más que nunca con su utilidad en la biología. Sin la facilidad de la fotografía, su trabajo sirvió, y sirve aún, como un recurso importante para estudiar el mundo natural. Varias plantas han sido nombradas en su honor, incluyendo un género entero de plantas llamado Northia.
He incluido a Marianne en esta lista no sólo por su habilidad y naturaleza aventurera, que demostró al viajar sola por el mundo siguiendo de su pasión, sino por sus contribuciones a la ciencia y a nuestra comprensión del mundo natural.
Beatrix Potter
Beatrix Potter (1866-1943) es una naturalista, conservacionista, ilustradora y escritora muy conocida. Es muy probable que hayan leído algo de su trabajo cuando eran niños, como El Cuento de Pedro, el Conejo. Nacida en Inglaterra en el seno de una familia acomodada, Beatrix demostró interés en el mundo natural desde temprana edad.
Sus primeros trabajos se centraron en la micología e ilustraciones científicas. Durante este tiempo, estudió varios especímenes vivos de hongos. Muchos de estos dibujos y pinturas fueron entregados a la biblioteca y al museo de Armitt para servir como recurso a los micólogos hasta el día de hoy.
Influenciada por cuentos de hadas, Beatrix cambió de rumbo para contar historias con magníficos dibujos y pinturas de animales. En 1901, después de no poder encontrar un editor para su libro de bosquejos en el que contaba el cuento de los conejos, lo publicó por su propia cuenta. Gracias a la ayuda de un amigo de la familia, El Cuento de Pedro, el Conejo, fue publicado por Frederick Warne & Co en 1902.
A lo largo de 20 años, creó 23 libros en los que narra historias de animalitos. Muy sabiamente, Beatrix creó y patentó un muñeco de Pedro, el Conejo, en 1903 y este fue el primero de numerosos artículos promocionales basados en sus libros e ilustraciones. Estos productos fueron autorizados por su editor, lo cual le proporcionó un ingreso personal adicional al de los libros y también sirvió de impulso para su editor.
Beatrix se mudó al campo, donde continuó escribiendo e ilustrando, y se dedicó a la crianza de ovejas. Era muy respetada en su comunidad y fue la primera mujer designada como presidenta de la Asociación de Criadores de Ovejas de Herdwick, pero murió ese mismo año antes de ejercer el cargo.
Incluí a Beatrix en esta lista no sólo por su trayectoria y su pasión como artista, sino también por su perspicacia para los negocios, que le permitió proteger inteligentemente su trabajo y a sí misma, así como dejar una impresión duradera en las futuras generaciones con sus historias e ilustraciones.
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